«Delicias: Educar en democracia y solidaridad», Héctor Díaz Revelo – Premio Especial Comisión Mujer de Red Delicias
Por Delicias De LetrasLlegamos a Delicias hace menos de un año. No querrán saber de qué otro barrio de la gran Valladolid nos hemos mudado. ¿O sí?
Os dejaré con la duda. La verdad es que nos ha sorprendido porque cada vez que pasábamos cerca de las vías del tren, en coche o en autobús, en casa nos asaltaba la duda sobre lo que podríamos encontrar al otro lado.
Solo sabíamos su nombre. Un aviso gigante anuncia que a un costado está la plaza de mercado Delicias.
Quizás el ruido de los trenes de Renfe no deje dormir a los vecinos, pensábamos. A veces discutíamos en casa si en Delicias tendríamos parques, centro cívico, piscinas, juegos, biblioteca y para los mayores obviamente, discutíamos si habría muchos, pero muchos bares.
La sorpresa no fue mayor. Primero, preguntar si habría colegios o institutos cerca. Y claro, hay una escuela de idiomas y eso por lo menos a mí, me hizo ilusión, mucha ilusión.
Era casi el medio día de la primavera vallisoletana. Sobre una gran avenida llamada Juan Carlos I también encontramos varios centros educativos. Si queréis que os diga, hay uno muy especial. Un IES que llama la atención y que también me hizo mucha pero mucha ilusión.
Camino desprevenido y miro al interior de un patio y alcanzo a leer en la pared: Olvido, dolores, socorro, angustias y soledad que no son mis tías ni mucho menos. Alegría, paz, esperanza, amor y felicidad que quizás les recuerde a parientes o parientas lejanas. Pero no.
Era una manera de atraer la atención de estudiantes y padres de familia. Ahora que se han puesto de moda procesos de prevención y atención a las violencias contra las mujeres, pensé, sería genial ver a mis hermanos menores – un chaval y dos pequeñas – estudiando en un centro que invite al cambio.
Es fin de curso. Septiembre lo sentimos lejano como lejanas nuestras expectativas al mudarnos a Delicias.
No quiero aburriros con las frías estadísticas, pero me siento obligado a decir que nada es más oportuno para mis hermanos que el hecho de poder recibir clases en ese IES aquí en Delicias. Las noticias, no cesan. Se habla de 35 mujeres muertas a manos de sus parejas y exparejas en lo que va del año.
No voy a hacerle publicidad al Instituto. Pero con ese lema de atracción uno fácilmente pensaría que se trata de la educación alternativa para la solidaridad desde chicos, para la tolerancia, la no violencia y la tan escurridiza paz en el mundo. Educación para la divulgación y promoción de los derechos humanos.
Desde luego, no vamos a culpar a nadie por – antaño – haber llamado a sus hijas con esos nombres. En el patio, detrás de una escultura de una chica parada en el anca de un caballo blanco como si fuera un grafiti aparecen indiscriminadamente estas palabras (no nombres): Felicidad, amor, esperanza, paz, alegría, soledad, angustias, socorro, dolores y olvido.
Cada palabra – que no un nombre de alguna mujer – aparece en mi mente con la carga emocional que representa. Mejor debo decir, es la carga que el subconsciente colectivo nos ha hecho significar en cada palabra que leemos.
La realidad, la cruda realidad de la violencia contra la mujer, los feminicidios, la violencia intrafamiliar generalizada y la poca acción pedagógica local, se muestra fría a ojos y oídos de los chavales de hoy. Muy pocos saben de los Derechos Humanos.
Delicias me ha sorprendido altamente al pasar las vías de tren. Nos ha sorprendido al mudarnos hace tan pocos meses y al encontrar un lugar de educación alternativa, educación de cambio de mentalidad, para evitar que sigamos viendo la realidad por encima del hombro.
La consigna parece ser, educar contra el mal trato a la mujer, en hora buena nos mudamos a Delicias. En hora buena existe en Delicias para mis hermanos menores y tantos chicos un lugar con pedagogía moderna para crecer en democracia, en tolerancia, en paz y solidaridad.