Serrano, Manuela

Más que profesora, a estas alturas de mi vida, me siento Maestra. Me doctoré por la Universidad de Valladolid en 1979 con una Tesis sobre «El desarrollo Urbano de Valladolid». Actriz, Doctora en Geografía con una tesis pionera en Geografía Urbana, llegué al barrio en noviembre de 1972… ¡¡¡casi cincuenta años!!! ¡Toda una vida!… La mía… Me siento «de las Delicias». El barrio me ha aportado un montón de cosas y un amigo excepcional: Millán Santos. Estuve implicada en la Asociación de Vecinos y he impartido clases muchos años en los Institutos «Delicias» y «Arca Real». Siempre he buscado o intentado al menos la participación de mis alumn@s en el aula, de los padres en las AMPAS, la enseñanza ha sido durante muchos años mi pasión y mi trabajo. En el Instituto «Arca Real» he participado en el Taller de Lectura para padres y madres, profesorado y vecinos del barrio en general, lleva funcionando más de veinte años. He impulsado la creación de dos «Talleres de Escritura Creativa», el primero de los cuales comenzó en Enero de 2003. El segundo, en Enero de 2010.

He impartido talleres ligados a la palabra y a la creatividad con un grupito de presas en el Penal de Chorrillos (Lima) y aquí un par de años en el módulo de mujeres en Villanubla; el mundo de las cárceles, de la falta de «libertad física», me ha impactado mucho. Sigo en contacto, en la medida de lo posible, con el grupo de presas de Lima.

Por otro lado, hace muchos años que viajo a América Latina desde 1986: Cuba, Nicaragua, Guatemala, El Salvador y, desde 1996, he recalado en el Perú todos los años, excepto tres, contando este. Me atrae el hecho de «ser viajera» y sentirme «ciudadana del mundo»…«Ancho y ajeno», en palabras de Ciro Alegría. He de reconocer que este confinamiento reciente me ha resultado muy duro.

Mis escritos están un poco «desparramados» en Cuadernos de Talleres y otras actividades.

En 2025 ha sido la pregonera de las Fiestas del Barrio Delicias organizadas por la Asociación Vecinal Delicias «Millán Santos».

Obra publicada

En el Laberinto de las Palabras, 2007 en Cajamarca (Perú)

-Dos poemarios:

Palabras de Mar a Mar,

Palabras de Mar a Mar II,

publicados en Chiclayo (Perú) en colaboración con Rita Vargas Ríos (Ecuador) y Carmen Lezcano Aranda (Perú).

Una Sinfonía de Palabras para ti, escrito durante el periodo de la pandemia de Covid y presentado en marzo de 2022.

-Fanzine Nº 8 del Grupo Susurros a pleno pulmón, colaboración. Valladolid, junio de 2017.

X Certamen de Relatos breves de Mujer, promocionado por el Ayuntamiento de Valladolid, que publicó los relatos premiados en 2008.

¡Carpe Diem!

La Noche comienza
indolente
al otro lado del ventanal.
Hora mágica,
de hechizos y encantamientos.
Tiempo fuera de todo tiempo:
una mirada,
una sonrisa,
un susurro,
desencadenan fulgores,
precipitan abismos.
Hora feliz,
para llenar el cofre
que nos dará abrigo.
Tras este crepúsculo
vestido de ámbar y lluvia de oro,
la noche extenderá su manto,
cómplice,
preparará la copa,
colmada de vino exquisito.


¡Carpe diem!

Texto del Pregón de las Fiestas del Barrio Delicias de Valladolid de 2025:

Hoy estoy contenta, es un honor para mí que la Asociación de Vecinos se haya fijado en mi persona para anunciar una buena noticia: El Barrio de Las Delicias celebra sus Fiestas anuales en honor a la Virgen del Carmen. Tomo la palabra con temor, vivimos tiempos en los que las palabras se arrojan como piedras o se ponen en el camino de las personas que intentan hallar respuestas, caminar incluso a contracorriente. Tiempos difíciles para las palabras, desacreditadas, manoseadas, han perdido valor y sentido. Hoy para mí tomar la palabra aquí, es un honor… pero también un riesgo ¿Qué puedo decir con tantas patrañas, enredos, mentiras como nos acechan? Confieso que amo las palabras y decirlas en vano, carentes de significado, engañosas o embaucadoras, me estremece de dolor, me suena a estafa, fanatismo, prepotencia. En este momento, daría algo de mí misma por ser transparente, por encontrar la fórmula precisa para dirigirme a todas y todos los presentes, con manos, corazón y cabeza abiertos. Ofreceros la garantía de que os voy a hablar en verdad: quisiera que todos los habitantes del Barrio durante estos días al menos, respiráramos alegría, paz, concordia, que nuestras Fiestas significaran un paréntesis de sosiego, de disfrutar la calle, la proximidad, la confianza de que habitamos un espacio amigo con una larga historia y una fértil memoria. Cuando ha sido necesario, en numerosas ocasiones, hemos peleado duro y seguimos peleando por conseguir unas condiciones de vida mejores, los capítulos que consideramos imprescindibles para que nuestra vida se desarrolle con la dignidad debida, la que nos corresponde. Es ahora un momento oportuno para reconocernos descendientes de aquellos primeros habitantes, que hace más de cien años reclamaban agua, luz, limpieza… escuelas y cultura, pero también se lanzaban a la calle, a celebrar “las Fiestas del Carmen”. Había farolillos y cohetes, puestos de patatas fritas y churros, sonaba la música de baile, se llenaban de gente los bares, se “tiraba la casa por la ventana”, estrenaban ropa los que podían y salían a lucirse los jóvenes. En aquella vida austera, había un sentido ritual de Las Fiestas. Estos días eran un paréntesis donde se podían traspasar ciertos límites.

Así fue nuestro barrio hasta los años cincuenta del pasado siglo, El Norte de Castilla da razón en numerosas ocasiones de la vitalidad “de aquellas afueras” que crecían y se hacían notar. A mediados de los años cincuenta

del pasado siglo, se abrió el “Túnel de las Delicias” que ha sido mucho más que una canción de Celtas Cortos, se tardaron muchos años en lograr una infraestructura escasa, pero eficaz para conectar “las afueras llamadas Las Delicias” con el resto de la ciudad.

Hagamos un poco de historia: “Las Delicias”, recibieron su nombre por la cercanía del ferrocarril y por imitación de Madrid, donde se llamó Delicias la zona cercana a la vieja estación de Atocha. Nuestro barrio como otros similares en la ciudad, se inició a finales del siglo XIX por el empeño y la necesidad de viviendas para jóvenes rurales venidos al reclamo de los Talleres ferroviarios de la Compañía del Norte. Los primeros asentamientos en torno a los viejos Talleres, lo formaban casitas molineras que no contaban con licencia municipal, y se construyeron de forma clandestina. Son numerosas las citas que desde comienzos del siglo pasado recoge “El Norte de Castilla” donde los vecinos denunciaban carencias vitales para sus habitantes: agua corriente, pavimentación, limpieza, alumbrado público, escuelas. Aquellas calles un tanto desarticuladas iban formando un conjunto, adquiriendo una identidad, sus vecinos no cejaron en el empeño de que este espacio se convirtiera en un barrio habitable. Sucesivas generaciones han continuado esa cadena. Algunas de las personas mayores aquí presentes, hemos sido testigos.

En los años setenta e inicio de los ochenta, vivimos verdaderas batallas a la conquista de espacios libres: el Parque de Canterac, la carretera de Circunvalación, la reivindicación de los espacios abandonados por los Cuarteles, la apertura de los colegios “Fernández Zúmel” y “Allúe Morer” y algunas más. Por su historia y su memoria, Las Delicias, han sido el primer barrio proletario en Valladolid y ha estimulado la formación de organizaciones vecinales en otros espacios de la ciudad.

Por memoria y por historia, es momento de recordar una vez más a Millán Santos, Don Millán, que se dejó la vida en Las Delicias ¡Cuántas asambleas,

reuniones clandestinas, octavillas… salieron de los espacios parroquiales de Santo Toribio! La Educación de las personas mayores fue uno de sus objetivos más perseguidos, así lo atestigua la Universidad “Millán Santos”.

Entre los años sesenta y setenta, el barrio sufrió una tremenda especulación del suelo se hicieron grandes fortunas a costa de transformar un suelo rústico en urbano, comprar barato para vender caro. Estaba produciéndose el desarrollo industrial de Valladolid con FASA a la cabeza, se intensificó el éxodo rural. Ante la imperiosa necesidad de “casas para obreros” era válida cualquier respuesta. Se construyeron viviendas con superficies inverosímiles, baños minúsculos, ausencia de ascensores… rasgos comunes a las viviendas construidas por la iniciativa oficial, el franquista Instituto Nacional de la Vivienda, como las que levantó la iniciativa privada al amparo de jugosas subvenciones. Así es como una buena parte del barrio, especialmente el espacio comprendido entre Embajadores y Arca Real, adquirieron el aspecto de verdaderas colmenas. Durante muchos años, “pasar el Túnel”, significaba dejar la ciudad para entrar en el barrio.

Llega el momento de hablar del barrio hoy. Desde mi llegada a finales de 1972, el barrio se ha transformado considerablemente. Las Delicias es hoy un crisol donde se mezclan etnias, costumbres, idiomas, religiones, vestimentas, etc… Hay espacios en el barrio construidos o en construcción que muestran un aspecto similar a cualquier área de la ciudad; casas homogéneas que cuentan con los servicios de habitabilidad, incluso con dotaciones “privadas”, pero en el barrio se mantienen áreas marginales desdeñadas por su deterioro que van siendo ocupadas en gran medida por inmigrantes extranjeros. Como sabemos, la llegada de pateras y barcos inconsistentes para tan largo viaje, es incesante. Las guerras y la búsqueda de un futuro mejor, ha acompañado la historia de la humanidad. En España podemos recordar a los “indianos”, que regresaban de América Latina donde habían hecho “Las Américas”, hubo numerosos emigrantes que han prestado su apellido a familias por toda la extensión de América Latina. Ya en el siglo XX, el exilio después de la Guerra Civil, posteriormente desde los años cincuenta, la marcha de tantos españoles a

países europeos, en busca de una vida mejor. Digo esto por arrojar alguna luz al problema que vivimos hoy en Las Delicias. Si una buena parte de la población española emigró “por mejorar sus condiciones de vida” ¿hay que negar este derecho a la llegada de personas de otros países? ¿Son

menos humanos que nosotros? Ahí dejo unas preguntas que merecerían un debate, siquiera un punto de reflexión de los aquí presentes. Por otra parte, estas personas, proporcionan beneficios a una sociedad, la española en general, con un preocupante envejecimiento. Los rostros de niños y niñas de pieles diferentes que vemos por las calles, son una esperanza abierta al futuro… El hecho de que estas personas quiten puestos de trabajo a nuestra población, es una falsedad, puesto que desempeñan trabajos que la población española desdeña… Son pequeñas grandes reflexiones que dejo ahí como colgadas al aire.

En el mismo tendal dejo otras preguntas que son una realidad en Las Delicias: la atención a las personas mayores, la reivindicación de la equidad de géneros y la aceptación de las opciones que respecto a su persona y sexualidad elige cada una… el tiempo libre de las llamadas, mal llamadas, “amas de casa”… ¿De qué son amas?, reivindico en nombre de esas amas de casa “la habitación propia” de la que hablaba Virginia Wolf hace casi cien años, un espacio, un tiempo, el respeto a su opinión, la integración de grupos marginales y tantos etcs. Como pudieran añadirse.

Pero estas palabras pretenden ser un PREGÓN, una llamada a la fiesta y lo son, defendamos el derecho al placer, a divertirnos, a cantar… ¡qué poco se canta! A bailar… en definitiva a estar en las calles y en las plazas, en los bares y en las tiendas, con el rostro más alegre, con el deseo de comunicarnos, con el descubrimiento de que formamos parte de un trozo de Valladolid con una rica historia y una memoria tejida por personas dispuestas a dar lo mejor de sí mismas en beneficio del conjunto. Sentir ahora el orgullo de poder gritar ¡Viva el Barrio de Las Delicias!, ¡Vivan sus Fiestas!, que Valladolid se entere: ¡Han empezado las Fiestas de Las Delicias!