«La historia de Sara», Souhayla Arghal- Segundo Premio categoría Infantil

Sara llegó hace cuatro años al barrio de las Delicias con su familia porque vivía aquí su padre. El primer día no sabía hablar el español, pero poco a poco fue aprendiendo palabras y más cosas. Se apuntó al cole Pablo Picasso, que era un centro respetuoso pero no toda la gente era buena con ella, pero a ella le daba igual porque no le importaba lo que decía la gente y quería trabajar y hacer algo para su futuro. Quería ser policía. Sacaba muy buenas notas, pero le costaba muchísimo el español. Tenía una profe estupenda que se llamaba Pepa, era simpática y joven, y además sabía hablar su idioma ¡qué suerte!

La pobre Sara sentía pena por otra cosa, porque los amigos que tenía en su país no son los de aquí y se sentía sola, ya no podía jugar con ellos y algunas personas aquí ni siquiera la hablaban. Poco a poco, se hizo amiga de algunos niños más pequeños que ella y se divertía muchísimo con ellos: jugaba a la comba, al escondite, al fútbol, al tenis, al bádminton… ellos la querían mucho y ella a ellos.

Aun así, cuando oía a sus compañeros de clase hablar o reír, pensaba que hablaban mal de ella y le dolía muchísimo el corazón. No era capaz de decírselo a sus padres y ellos no notaban nada porque estaban trabajando y no podían hablar mucho con ella, solo se encontraban por la noche.

Algunas de las profes le comentaban que había más centros en las Delicias y que podía aprovechar para estudiar y para divertirse y jugar. Entonces empezó a conocer otros espacios del barrio de las Delicias como el Centro Cívico, Santo Toribio, y se apuntó a clases apoyo escolar. De lunes a miércoles, desde las cinco a las cinco y media tenía clase de español, y luego hasta las siete tenía clase normal para apoyo. Luego se quedaba a jugar hasta las ocho y se divertía mucho.

Después de unos meses, empezó a venir a su cole gente de su país y empezó a tener amigos de su edad también de España. Así se solucionó su problema. Empezó a ir con sus amigos y amigas al parque de la Paz, parque de la Lola y el parque de Canterac. Aunque echaba de menos a sus amigos de su país, estaba aquí muy feliz.