La hora de vísperas – Millán Santos

Cae la tarde plácida y serena.
La suave brisa
Acaricia la piel
con un beso delicado y tierno.
A lo lejos se escucha
el balar de rebaños
que abren surcos de polvo
por trochas y rastrojos.
El pueblo
me parece un racimo de casas
que se apiñan
en torno de una torre
bañada con los rayos
de un sol que se adormece.
En la calles y plazas
Todo es silencio y paz cansina.
Es la hora de Vísperas.