«Botellón de bardos en la biblioteca», Teófilo Gago Gago – Premio Especial de la Biblioteca Blas Pajarero Categoría General
Por Delicias De LetrasDespués de una frenética y agotadora jornada, pública y cultural, la Biblioteca Municipal, Blas Pajarero, del barrio obrero de las Delicias, de Valladolid, de la mano de Lourdes, responsable de la misma, cierra sus puertas.
Apaga las luces, gira la llave de la cerradura hacia el lado izquierdo, presiona el pestillo de la puerta hacia abajo, en un acto rutinario, asegurándose que el recinto, queda totalmente precintado.
En la calle, la noche avanza vestida de luto, lanzando bocanadas de aliento gélido y amenazador, hasta el punto, que las escasas siluetas, en movimiento, que deambulan por la zona, huyen como ánimas en pena, en otras tantas direcciones, en busca de alimento, refugio, cariño o cultura.
El caso es que en el interior de la citada biblioteca, está a punto de comenzar una noche, intelectualmente mágica.
En un ancestral y extraordinario ritual, en un trajín colectivo, cobran vida y resurge el embrujo de todo el saber, allí reunido.
Escritores, poetas, poetisas, músicos y pintoras, laten y se desperezan, aprovechando el silencio y la complicidad de la noche.
Abandonan, ordenadamente, esa especie de apartamento aposento, impecablemente colocados por orden alfabético de su primer apellido, y recuperan y reviven esas informales, pero trascendentales tertulias, así como esos encuentros entre colegas, en ocasiones un tanto acalorados, y entrañables y románticos, en otras.
Charlan, discrepan, se emocionan, se contagian y se intercambian manías, complejos y vivencias, como en los mejores tiempos de su juventud.
Desde que Blas Pajarero, por unanimidad, fue nombrado “Moderador Oficial de la Biblioteca”, de tarde en tarde, es el alma pater, mater y espíritu santo, de una frenética, intensa, e irrepetible actividad cultural y artística.
Según el programa elaborado, con anterioridad, esta noche, son los poetas y las poetisas, las protagonistas del encuentro cultural en la biblioteca.
Blas Pajarero, con su enorme boina, calada hasta las cejas, y su rostro de campesino de raza, curtido por las cicatrices y las cosechas de secano de los Montes Torozos, convoca a todos los poetas, con el objetivo de vivir una noche legendaria e irrepetible.
¡¡¡Bardos!!!, no se hable más. Queda abierta la velada poética, correspondiente a la noche-madrugada del día 18 de enero del año 2020.
La primera en tomar la palabra fue Gloria Fuertes, con el saludo de rigor: -Compañeros y camaradas, Salud, Simpatía y Cultura para el pueblo.
Y prosigue… este invierno que azota Valladolid, me tiene mártir. No levanto cabeza, ni soy capaz de combatir esta cascada de mocos, que asoma por mis dos chimeneas. Ni con los vahos de eucalipto, que me recomendó Rosalía de Castro, ni con todos los remedios caseros de la madre Celestina, veo manera de curarme. Mi moquero, es el único que encierra y estrangula, estas dos permanentes velas colgantes, que ni encienden, ni perfuman. Bueno, pandilla de patanes, al grano, un poema breve para comenzar.
“Pronto me di cuenta/ que era una errata eso/ de que los niños vienen de Paris/. A los seis años/ cambié la “ese por la “erre/. Los niños vienen de parir/, escribí en la pizarra de las monjas, y me echaron”.
-“No me extraña, contestó Rafael Alberti, esas congregaciones o sectas, siempre han sido, son y lo seguirán siendo y comportándose como un recatado, selecto y refinado, club de alterne.
Carmen Martín Gaite, aplaude emocionada, mientras le dice al poeta del Puerto de Santa María: -“Alberti, por tus hoces, por tus martillos y por lo que más quieras, modera y sujeta tu lengua.
Blas, concede la palabra a la Gaite, y esta comienza a leer un poema incluido en su libro, Coplas de Amor y Desgarro.
“Charlatán, embaucador/ qué me importa si fingías/ con tus palabras de amor. Para aquellas penas mías/ no hubo bálsamo mejor/ amor, que bien las decías/.
-Alberti, es tu turno, le dice el moderador Pajarero. A lo que Rafael le contesta: -“Si no te importa, Blas, que intervenga otro compañero, esta puta próstata me está martirizando. Salgo corriendo a los aseos”.
Levanta la mano derecha, Gustavo Adolfo Bécquer, y les dice a los presentes: -Escuchad el poema 80 de mi libro, Rimas.
“Es un sueño la vida/ pero un sueño febril que dura un punto/, cuando de él se despierta/ se ve que todo es vanidad y humo”/.
– ¡¡¡Bravo Gustavo!!! vitorean y aplauden a coro, Federico García Lorca, Miguel Hernández y Mario Benedetti.
-Tengo problemas de garganta y ando algo afónico, dice Lorca a la tropa, pero como Jaime Gil de Biedma, no deje de fumar esos habanos, lo que vais a oír son toses y no poemas. He elegido estos versos para todos vosotros. -”Si muero, dejad el balcón abierto/. El niño come naranjas, (desde mi balcón le veo). El segador siega el trigo, (desde mi balcón lo siento). Si muero, dejad el balcón abierto”/.
Rafael Alberti, que momentos antes había regresado de los aseos, le dice a Federico: -“Olé, olé y olé tus huevos, Lorca, eso que has leído, es la sencillez y la autenticidad, convertidas en una obra de arte”.
-Pajarero, es mi turno, le dice Alberti. Posa su gorra de marinero sobre la mesa, se coloca las gafas de leer y comienza: -Blas, estos versos son para todos los presentes, pero en especial para ti, y para tu Castilla del alma. “Grises las aldeas/, pálido el adobe/, pálidos los campos/ del norte.
Las montañas grises/ grises los pastores/ y grises los cielos/ del norte. Largas tierras/ para buenas labores/, grandes las cosechas/ del norte. Recuerdo Castilla/ sus azules montes/, sus ricos sembrados/ y sus hombres pobres”.
Con la boina en una mano, y la manga de la otra, limpiándose dos lágrimas, Blas Pajarero, se funde en un abrazo con Rafael Alberti, mientras le susurra al oído: -“Pedazo de comunista, cabronazo, para no ser de esta tierra, que postal tan magistral y hermosa has realizado de ella”.
Atahualpa Yupanki y Jorge Cafrune, dos cantautores argentinos, aprovechan que Pajarero y Alberti, siguen fundidos en un abrazo y en un apretón de manos, para rasgar unas notas de sus guitarras, al tiempo que sus voces se dejan oír, interpretando “Vientos del Pueblo”, del poeta Miguel Hernández, y esta coplilla que recorre toda la América latina:
“Los peones forman versos/ con sus antiguos sudores. Después vienen los señores/ con un cuaderno en la mano/, copian el canto paisano/, y presumen de ser escritores/.
Gloria Fuertes, Carmen Martín Gaite y Rosalía de Castro, lanzan multitud de besos a los cantautores sudamericanos, mientras Miguel Hernández, saca una hoja del bolsillo de su pantalón y comenta: -“Desde mi Orihuela natal, el poema titulado El sol, la rosa y el niño”. “El sol, la rosa y el niño/ flores de un día nacieron/. Los de cada día son/ soles, flores y niños nuevos/. Mañana, no seré yo/ otro será el verdadero/ y no seré más allá/ de quien quiera su recuerdo/. Flor de un día, en lo más grande/ al pie de lo más pequeño/ flor de la luz, el relámpago/ y flor del instante, el tiempo/. Entre las flores te fuiste/ entre las flores me quedo/.
Entre aplausos, gritos y silbidos de admiración, Jorge Guillén, le dice a Blas Pajarero:– “Están llamando a la puerta, compañero.
-Gracias Jorge, le contesta Blas, voy a ver quién es.
Y en ese espacio de tiempo, que no se sabe muy bien, si la noche se va, o viene un nuevo día, un grupo de obreros que se dirigen a sus tajos, le comentan, que desde la calle, se perciben luces encendidas, dentro del edificio.
Una vez más, recuerda Blas Pajarero, esas luces corresponden a los aseos; Rafael Alberti, reflexiona Pajarero, que últimamente, por su galopante próstata, está más despistado y ausente, que una manada de monjas en una barra americana, se le ha vuelto a olvidar, apagar las luces de los aseos.
Ya en el interior de la biblioteca, el moderador, procede a clausurar la velada poética. –“Tomemos las copas, tomemos las botas de vino, compañeros, y brindemos hasta el próximo encuentro”.
Corrió el champán, corrió el vino, voló el humo de los habanos de Jaime, hasta que ventilaron completamente la biblioteca.
-“Bardos, cantantes y poetisas, finaliza Blas Pajarero, ocupemos con la dignidad que nos caracteriza y nuestros lectores nos demandan, nuestros puestos en esta catedral de la sabiduría y la cultura. Ya viene el día, y otra batalla, pacífica, comprometida y tolerante, junto a los vecinos del barrio de las Delicias, nos espera. Salud, Libertad, Cultura y Progreso para el pueblo”.