Castilla en fiestas – Millán Santos

Vengan todos y vean...
Cada año se repite el mismo ritmo.
Castilla, la callada,
al terminar la siega
termina su silencio.
Guardó en el arca todo:
el trigo, la cebada,
el sudor, su callado llanto,
su paciencia interminable...
y se ha echado a la calle.
Las noches anchas
de la Castilla ancha
reverberan con luces de artificio.
Se han dado cita
el sol, el vino,
el amor, la danza,
las notas estridentes
de ruidosos clarines.
Todos juegan al toro
en las playas de arena
de plazas porticadas.
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La fiesta sigue y sigue
en los niños que agarran con las manos
lo que hacen los mayores
para guardarlo luego en los bolsillos
de su memoria ingenua;
y en los mozos y mozas,
claveles reventones
esperanza en sazón.
Y una vez más el sol,
el vino,
el amor, la danza.
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Es la fiesta a Castilla
como el agua al erial.
La más pequeña aldea,
el pueblo solitario,
la villa que aún conserva
raíces viejas de la historia vieja,
necesitan la fiesta...
para gritar al mundo que aún hay vida
porque hay baile en la plaza,
para hinchar los pulmones de ilusiones
para seguir sembrando el surco
de una nueva semilla.
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Vengan todos y vean
que en la vieja Castilla
la Fiesta sigue y sigue...
De nuevo suenan los clarines.
Otro toro a la plaza
que riegue el vino la reseca tierra.
¡Aún vive la esperanza!