Personas en una charla del autor del libro
12 de junio de 2021

«La tienda de la felicidad», Rodrigo Muñoz Avia – Club de lectura n.º 2 de la biblioteca Blas Pajarero

Por Delicias De Letras

El club de lectura nº 2 de la Biblioteca Blas Pajarero de Delicias nos hemos reunido el pasado 2 de junio para hablar del último libro escrito por Rodrigo Muñoz Avia, La tienda de la felicidad, una historia muy divertida construida en base a los correos electrónicos que su protagonista, Carmelo Durán, escribe y recibe durante poco más de dos meses.

Carmelo intercambia emails con Mari Carmen (trabajadora de Carrefour Online), con su madre, con su hermano, con su sobrino, con la presidenta de la Comunidad de propietarios e, incluso, con los que le envían correos publicitarios clasificados como spam.

Algunas de las personas del club tuvimos además la oportunidad de acudir a un encuentro con este autor, organizado en la semana del libro de Valladolid, y allí conocimos en persona e este madrileño, hijo de pintores, muy tímido y con un gran sentido del humor, porque, como él mismo dijo “el humor y la ironía es una forma diferente de acercarse a la realidad”.

Rodrigo nos explicó que le ha gustado construir la historia en este formato epistolar porque le da al lector un papel más activo, ya que al no contar todo, hay que deducir lo qué va sucediendo.

También nos contó que, para crear el personaje principal, Carmelo, se ha inspirado en él mismo, en su hermano y en otras personas que conoce, y que todo empezó con su propia experiencia comprando por internet en Carrefour, cuando decidió enviarles un email irónico de protesta por no haber recibido, en tres ocasiones, unas gambas congeladas solicitadas.

El escritor describe a Carmelo como un personaje excesivo, poco convencional, solitario y un poco gruñón, pero al que al final coges cariño, porque todos tenemos algo de ese personaje en nuestro interior.

Rodrigo Muñoz nos explicó que con esta novela ha querido reivindicar que la soledad deseada no es algo negativo y que, incluso, puede ser satisfactoria, y al final nos dejó una gran lección, y es que lo contrario de la soledad no es la compañía, sino la comunicación.