«Delicias: Barrio para el encuentro» – Héctor Díaz Revelo
Por Delicias De LetrasYo no sé si ustedes han visto con mucha expectativa lo que será el proyecto de integración de nuestro barrio a través de las nuevas obras desde la calle Panaderos. Tampoco sé si flipan como mi madre cada vez que llega un nuevo supermercado a nuestro barrio.
Esa obra – la de integración Panaderos – me hace ilusión desde que he visto los planos y las noticias que llegan a casa por el canal 8. No quiero decir que estemos inconformes con el túnel de Embajadores, pero las nuevas obras de ornamentación de Panaderos que se ven hasta ahora son abiertas, con juegos infantiles y de verdad que a veces no puedo describir lo que siento.
Mi madre, cada y cuando se anuncia la apertura de un nuevo supermercado: flipa. Si nos ubicamos en la esquina de Juguetes para mi madre y seguramente para sus amigas y vecinas, creo que les resulta fácil escoger uno de esos centros de venta de diario.
Sobre los supermercados no sé si deba mencionarlos uno a uno. Eso puede ser propaganda pura y dura y me pueden descalificar de este bonito concurso. El caso es que en la calle Segovia acaban de inaugurar uno de esos supermercados en donde atraen – sin duda – las ofertas, y con la que está cayendo… y otro, cambiado de nombre en el paseo San Vicente.
Me gusta el movimiento y la algarabía con que se mueve mi barrio con la salida y entrada de estudiantes de los establecimientos que quedan en la Juan Carlos I, dice mi madre. Los chavales salen corriendo a comprar y comer chuches y bocadillos, agrega.
A veces – con razón – Ella protesta porque una vez terminada la “invasión de chavales” desafortunadamente la calle Juan Carlos I y las aceras se ven muy sucias. Todo lo tiran al suelo y la disculpa es que las canastillas o contenedores de basura casi siempre, a medio día, están a rebosar, expresa llena de enojo.
Para mí es incomparable compartir con amigas y amigos una visita a las piscinas o pasear por el parquecito Canterac. En la primavera que vivimos, esas columnas que adornan la avenida Juan Carlos I y sus aceras frente a los colegios se visten de un verde profundo que le pone color al sector. Y los bomberos ahí…
Me gusta ver la felicidad de mi madre cuando acude a la programación del centro cívico y cultural. La biblioteca está siempre muy visitada por chavales, dice mi madre. Deberías aprender de ellos y no andar tan pendiente de los móviles, sentencia cariñosamente. Cada jueves se echa un paseíto por el mercadillo.
El templo de Nuestra Señora de El Carmen es para los adultos y algunos de nosotros otro punto de encuentro. Advierto que no estoy comparando el templo con los supermercados y el centro cultural, pero es la verdad, es otro punto de encuentro. En las afueras templo, un poco de cotilla, enteradas las señoras de la noticia de última hora y continuar con la tarea de encomendar sus labores al creador.
Las terrazas son la muestra de la buena vida de jóvenes y mayores. No hay necesidad de esperar a que llegue la primavera. Mi barrio muestra vitalidad y ganas de vivir durante todo el año cuando se llenan los bares y restaurantes. Mi padre y mi abuelo se emocionan compartiendo cada tarde en las amplias terrazas.
Para hablar de lo mejor de mi barrio es que no puedo ni debo excluir nada por supuesto. La gastronomía, las sucursales bancarias, el muy apreciado y buen servicio de buses urbanos, los supermercados, el centro de salud, las escuelas y colegios, nuestros vecinos y el nuevo sistema de integración desde Panaderos, que hacen de nuestro barrio un lugar amable y de gran encuentro.
Como anécdota les cuento que una amiga muy cercana con quien hablamos por el móvil me pregunta si no es molesto el casi permanente “ulular” de sirenas de ambulancias. Me pide que cierre la ventana de mi cuarto cuando hablamos.
Entonces recuerdo que mi barrio es el paso obligado hacia el hospital Hortega. La próxima vez quizás cerraré la ventana o hablaré con mi amiga desde la sala de baño. Pero es cierto, la tranquilidad de Delicias se ve alterada a cada rato por el paso de ambulancias y de la salida de las máquinas de bomberos.
Mi barrio no es fácil de describir. Solamente se me ha ocurrido esto para comentar lo que veo y lo que creo que ocurre alrededor de la joven y cariñosa madre mía.